domingo, 15 de junio de 2014

Posdata: Te adoro!

Solía decirle a la gente que te había olvidado, que tú para mi estabas muerto. Intenté creérmelo de todas las maneras posibles, deseando que un día me despertara y ya no te echara de menos.
Probé de muchas formas, y siéndote sincera, aprendí mucho en aquel tiempo sin ti. Aprendí, por ejemplo, que lo que una vez nos dice la cabeza, más tarde el corazón lo termina traicionando. Fui la espectadora de una lucha entre mi conciencia y mis sentimientos, y aún así parecía que la guerra no se acababa nunca.
También busqué dentro de mi lo que jamás había visto con estos ojos.
Buscando una respuesta a por qué siempre que me acordaba de tu voz, terminaba con una sonrisa en los labios.
Y bueno, tus labios creo que podrían calificarse como la peor tortura conocida.
Sólo pensar en que hubo un momento en el que creí que no los echaría de menos, que eran unos labios como los de la mayoría de los hombres. Ahora sé que me equivocaba.
Recuerdo cuando en un tiempo tú me preguntabas cuanto te quería, y yo intentaba darte una respuesta indefinida, algo que jamás hubieras escuchado. Tú me asegurabas que me querrías eternamente, y continuamente me hacías jurar que caminaría contigo hasta el final. Jamás pude hacerlo.
Sé que te dije mil y una tonterías por aquel entonces, pero tampoco me arrepiento de haberlo hecho.
A mí lo único que me llenaba era tu sonrisa.
Sé que algunos no dejaban de criticar nuestra extraña forma de querernos, de vivir el uno por el otro en apenas dos palabras. Ellos sabían que yo era toda una inexperta en esto del amor.
Ahora me doy cuenta de que ellos no comprenden lo que significa realmente amar.
Alguna vez te dije también que no te echaba de menos, que no te necesitaba. Quizás lo hice por orgullo, o tal vez pensé que de esa forma me olvidarías antes y seguirías con tu vida. Que te haría ver que yo sólo soy ese error que siempre me sentí a tu lado.
Siempre ha habido algo que nos unió desde el principio, jamás pude decirte que había hecho muchas cosas por ti, que llevaban tu nombre, pero que ahí estaban recordándome a ti cada vez que las miraba.
Sueles decirme que no te consideras guapo, que eres un chico del montón, a lo mejor no me has creído nunca, pero te repito que desde que te conocí para mi has sido el más precioso de este mundo.
Te lo aseguro, nadie sobre la tierra tiene tus ojos. Realmente presumo en secreto de que tú y yo nos hemos querido como pocos lo han hecho, presumo de que podíamos sentir con solo escucharnos.
La gente tampoco conseguía entender eso.
En este tiempo me han pasado muchas cosas, ha llegado más gente a mi vida, y toda esa gente se ha ido yendo también...Si me abandonaron o les abandoné yo, eso es algo que ni siquiera recuerdo ya...
Créeme, ha sido mucha, muchísima gente la que ha aparecido en mi camino, pero joder, ¿porqué ninguna de ellas se parece lo más mínimo a ti? ¿porqué tienes que ser tú el único en este mundo que llene ese hueco incompleto en mi? ¿porqué tenemos que ser tu y yo el uno para el otro?
Te escribo para volverte a dar las gracias por dejarme ser parte de tu vida, ojalá algún día seamos una sola piel.

Posdata: Te adoro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario